Los tres niveles del horóscopo

22.11.10

Sagitario: vivir del propósito

Por Ricardo Georgini



El signo de Sagitario confiere 

sentido de propósito y dirección en la vida. 

Estimula el idealismo, el pensamiento reflexivo profundo, la visión global y la intuición. En el mes de Sagitario (este año entre el 22 de noviembre y el 21 de diciembre), somos animados a reflexionar sobre cuál es el propósito de la vida, cuál es nuestro propósito de vida y cuánto estamos viviendo por él.

La vida humana puede tener un sentido mayor, y de cierto modo, siempre lo tiene, aunque no lo percibamos. Pero muchas veces, la vida del ser humano es como una caminata sin rumbo. La persona vive sin saber adónde llegará, o hasta sin importarle. Simplemente sigue viviendo, procurando garantizar su subsistencia, respetando las convenciones sociales y buscando placer, de una u otra forma. Las circunstancias y los acontecimientos acaban determinando para dónde irá una persona o en qué se transformará su vida. Otras veces, incluso tenemos algún objetivo en la vida y hacemos esfuerzos en su dirección, pero nos dejamos distraer con otras cosas y dejamos pasar el tiempo, permaneciendo inertes. La influencia de Sagitario nos ayuda a mantener la visión de nuestra meta final, y ayuda también a ver cuál es el paso inmediato para un día llegar a ella, y ayuda incluso a dar este paso ahora.

Esto es posible porque Sagitario estimula poderosamente la mente humana. Ella nos permite establecer prioridades, y distinguir lo que es realmente necesario y lo que es indispensable, y distinguir también lo que podemos transformar y lo que debemos simplemente aceptar. Nos permite elaborar planes y conducirnos hacia su realización con flexibilidad, haciendo las necesarias adaptaciones. Nos permite organizar nuestro tiempo, organizar nuestro dinero, y todos los demás recursos a nuestra disposición.

Generalmente, la causa de nuestros fracasos es la distracción de nuestra atención y la dispersión de nuestras fuerzas. Sagitario promueve la capacidad de enfocarse. Cuando conseguimos seguir adelante en nuestro camino sin detenernos por las preocupaciones, incertidumbres y ansiedades; cuando conseguimos liberarnos de tantas pequeñas distracciones y mantener el enfoque, sin desvíos, en la meta; cuando conseguimos concentrar nuestras fuerzas, habilidades y recursos y aplicarlos a nuestro objetivo – entonces, podemos realizar casi cualquier cosa y alcanzar incluso lo que parecía imposible.

La mente humana puede dirigir su mirada hacia abajo o hacia lo alto. Al volverse hacia abajo, ve el cuerpo, con sus necesidades, instintos y apetitos; ve las relaciones sociales y las circunstancias del mundo. Un objetivo de vida que surja sólo de esta visión será, naturalmente, materialista y egoísta. Esto es ambición. Pero al orientarse hacia lo alto, la mente puede vislumbrar las ideas eternas y universales. Un objetivo de vida basado en esta visión será, naturalmente, espiritual y altruista. Esto es idealismo. Una vida sin cualquier ambición es una vida aparentemente sin sentido, pero una vida movida sólo por ambición es aún una vida con un sentido pobre y superficial. Una vida de idealismo incluye todo aquello que hace a una vida rica y plena. Entonces, vivir deja de ser sólo subsistir y reproducir las tradiciones heredadas; se vuelve una experiencia creativa y cultural.

La energía de Sagitario estimula especialmente las facultades superiores de la mente, que nos posibilitan buscar el bien, la verdad y la belleza; nos posibilitan producir cultura, filosofía, arte, religión, ciencia; nos posibilitan comprender el sentido mayor de la vida y vivir para manifestar este propósito mayor. 

Ricardo A. Georgini
ricardogeorgini@yahoo.com.br

18.11.10

Escorpio y la Cruz Fija


Por Joanna García


La Astrología no actúa nunca en forma unilateral. Cada uno de sus componentes cuando toma relevancia en el Firmamento, activa otros puntos que  se relacionan con su energía. Por ello cuando hablamos de la Cruz Fija, no podemos fijarnos solamente en el Signo de Escorpio, ya que Tauro, Leo y Acuarioresponden a su mensaje.

El efecto que desea producir esta Cruz es Luz.

  • En Tauro es la Luz de la Aspiración, el deseo de adquirir conocimiento

  • En Leo es la Luz del Alma, entendida desde la auto-conciencia

  • En Escorpión es la Luz de la experiencia y el desapego, la Liberación

  • En Acuario es la Luz que ilumina la oscuridad, el servicio, la Luz del Mundo

Los cuatro Señores de Signo,  hablan de Luz, pero fácilmente intuimos que el conflicto, la lucha, el perder a través de renuncias y aceptaciones y ganar esa Luz, provienen del Eje Tauro - Escorpio en cuya lucha se encuentra involucrada la Humanidad entera.

En Escorpio, la personalidad es totalmente humillada, lucha durante vidas con el alma, hasta su muerte total y posterior renacimiento para intentar que esas cicatrices marcadas en los diversos yoes dejados a través de tantos caminos, permitan llegar por fin a la mente razonadora  que libera del temor, odio, separatividad, fanatismo, crueldad, esclavitud al sexo y al poder y a tantas otras  barreras, permitiendo que esa personalidad que nos dirige con mano despótica deje ya de ser lo que consideramos como nuestra identidad, comprendiendo entonces que todo ello es una prisión sutil vivida en ese intenso Signo, desde el cual aprendemos las que posiblemente sean, las lecciones más difíciles de asimilar.

De las mismas se saldrá sin duda, como peligrosos manipuladores que con sus estrategias llevarán a quienes les interesen, hacia donde sus instintos decidan, o como guerreros de Luz, capacitados para trabajar a favor de la Humanidad.

Nada en Escorpio es superficial, ni para bien ni para mal.

Las mismas energías de Rayo lo indican, ya que la energía del Cuarto Rayo de Armonia y Belleza a través del Conflicto rige en este signo. La difícil escuela de las necesidades materiales, los deseos, las ambiciones, las relaciones humanas, es como una prueba, un yunque que trabaja sin cesar, a quienes tienen a este Señor de Rayo y Signo en su equipo astrológico.

Tampoco las energías de Sexto Rayo de Devoción e Ideal son claramente comprensibles. Fluyen a través de Marte y no es éste todavía, un planeta sagrado, por lo cual fácilmente, tal como lo hemos observado históricamente, puede llevar a la fanatización absoluta de una idea religiosa, unida a la crueldad absoluta.

Sin embargo, también estas energías dan forma al mártir que entregará su vida por los demás, o por no renunciar a sus creencias. Será capaz de dirigir batallas sin importarle la victoria o la derrota, sino tan solo por comprender que hay que defender lo que considera justo.

Se ha hecho parte suya el axioma de: 

“Guerrero soy y de la batalla surjo Triunfante”

Marte se sitúa en una octava inferior a Plutón, regente también de Marte liberando y destruyendo con su Primer Rayo cualquier forma que obstaculice el camino del Alma que ya ha despertado. Marte es pues una expresión más densa de una energía más elevada.

Plutón se relaciona con el Alma y en ella hay dos caminos o deseos arquetípicos, uno impulsa a separarse de la Fuente, a actuar y el otro a retornar al origen. Vivimos así la dualidad que nos mantiene en la búsqueda. 

Siendo Marte la octava inferior de Plutón, está pues conectado con nuestro consciente, con la personalidad, desde la cual actuaremos en forma instintiva, de acuerdo a los deseos que se originan a partir del Alma. Marte es el impulso que nos lleva a actuar, a desear, a conseguir, a movernos hacia delante. Esos deseos están motivados tanto por acciones pasadas como por las que nos motivan en el actual ciclo.

Desde Plutón nos llegarán deseos inconscientes. Una forma de estudiar o comprender nuestro karma de ciclos pasados, es observar si en nuestros temas natales hay aspectos entre Marte y Plutón, estudiando desde que  Casa y Signo actúan, así como el diálogo o aspectos que mantienen.

Marte personalizará nuestros deseos a través de esa Casa, deseos que son originados desde el Alma para la evolución y que tienen relación con Plutón. Por lo tanto, nos hablarán de la personalidad y del Alma.

Hay una vieja forma de entender esto. Si observamos el mar, podemos sentirnos totalmente realizados y plenos siendo una ola y nadie nos va a convencer de que hay nada más que esa magnífica ola que nos hace sentir el aire y la vida, pero en nosotros la fuerza paciente del Alma nos hará intuir que hay algo más y que sin dejar de ser ola, podemos convertirnos en Mar y Plutón nos lleva con su fuerte trabajo a ampliar nuestra consciencia aceptando que esa ola que tanto nos ha hecho sentir ser “alguien”, retorna al Origen, al Mar, al Todo.

Estamos viviendo todos tiempos de aceleración, de transformación y de aceptación y son sin duda las energías de Escorpio, las profundas aguas llenas de respuestas a las eternas preguntas de quienes anhelamos formar parte auténtica del nuevo parto de la Tierra, de todo ese nacimiento imparable de nuevas actitudes.

La atención ha de estar centrada más que nunca, en las pruebas emocionales, en las experiencias familiares o profesionales, ya que son el camino más fácil para desestabilizar el trabajo efectuado en nuestro equilibrio, en el deseo de mantenernos dentro de la luz.

Desde el corazón,

Joanna.


6.11.10

Escorpio: plantarse y luchar

Por Martín Dieser

La reflexión acerca del significado interno, sujetivo del signo de Escorpio puede verse iluminada si tenemos en cuenta el rol de los dos signos previos, que según la clave psicológica que hemos venido utilizando, ocuparían en el desarrollo de la conciencia un “momento” sutilmente previo.

En Virgo, el ser imbuido en la materia toma contacto con el alma, la luz interna que lo atrae magnéticamente e impulsa a la discriminación en busca de lo esencial, actividad típica del signo. Por su parte Libra estabiliza lo indagado y abre las puertas para la reversión del movimiento evolutivo, otorgando silencio y una base oculta, “sustancia”, “aire”, a todo esfuerzo ulterior.

En Escorpio todo eso es puesto a prueba; es la energía que hace conocer el “infierno”, la que pone a la luz del día todo lo obstaculizante y obliga a tomar una decisión, que no puede ser sino luchar y demostrar que el alma prevalece. Se lucha para afirmar la conciencia, lo que se percibe como superior, y en ese proceso el alma se revela crecientemente en el plano físico.

Este ensanchamiento del hilo de conciencia en el plano físico es de gran utilidad en la vida interna, porque el triunfo está enlazado no a la lucha, sino a la cercanía al alma. A través del esfuerzo en los tres mundos lo único que se logra es generar un vacío dinámico, una invocación para que el alma se haga presente e inunde con su Presencia el campo de batalla de la conciencia, trayendo por su misma elevación la cesación del conflicto.

En todo esto juega un rol activo MARTE, que es el regente esotérico del signo; como ya hemos dicho antes, la actual colocación de Plutón (planeta del 1 Rayo de Voluntad o Poder) como regente convencional puede responder a que el común de la humanidad ya es sensible a un grado de Voluntad Divina, algo nunca antes experimentado. Gracias a Plutón se barre con todo lo indeseable; es un planeta de muerte y destrucción, agente de la necesidad por parte del ser superior de logra una más plena expresión a nivel mental, emocional y físico.

Marte es un planeta del 6º Rayo de Devoción e Idealismo y está muy vinculado al plano emocional; por ser “no sagrado” su efecto se hace sentir en la materia y no en la conciencia. De tal manera, Marte enardece la naturaleza inferior, la pone bien a mano del ser, que podrá rehuir la batalla (siempre es una decisión propia), pero jamás la conciencia de lo que debe ser doblegado. Esto habla de una interesante oportunidad para el progreso interno y una mayor irradiación externa. Pero, ¿estamos dispuestos a pagar el precio, a luchar?

Eso nos lleva a la relación con Tauro, el opuesto complementario. Este signo está regido internamente por Vulcano, otro planeta de 1º Rayo, pero al ser sagrado su efecto tiene que ver con la extensión de la voluntad desde la Mónada hacia lo menos elevado del alma, desde donde se puede tomar contacto. No sólo con deseo se triunfa, sino también con Voluntad, y la voluntad demanda ante todo comprensión, apertura y visión, elementos brindados por Tauro.

Curiosamente, Escorpio se vincula con ello a través de las sucesivas “derrotas”; la superación rara vez es lineal, está signada por ciclos y frecuentes caídas, que obligan a empezar de nuevo, valiéndonos de la humildad aprendida en Virgo. Valgan aquí dos citas: en primer lugar, Vicente Beltrán Anglada solía decir que “el iniciado es un guerrero cubierto de cicatrices”, lo cual nos habla claramente del paso ineludible por el estado de conciencia de Escorpio, donde el alma misma nos coloca en una situación exigente a fin de que evoquemos lo más elevado y nos probemos a nosotros mismos la Inevitabilidad del triunfo del Plan.



Y por otro lado tenemos la frase de Napoleón Bonaparte, quien tenía a Escorpio como Ascendente (marcando el camino de su alma), y dijo: “lo importante no es vencer, sino nunca darse por vencido”. Esa conexión interna que garantiza la inmortalidad, el dinamismo, la perenne presencia del alma, la Vida misma, es la que mediante Escorpio se vierte a la conciencia diurna, dotando al discípulo de una muy importante herramienta para el avance espiritual. El recuerdo de la experiencia en Escorpio, o la vivencia directa si está en el Sol o el Ascendente, es el que potente o quedamente permite “inclinar la balanza” en momentos críticos con plena confianza en el éxito, con una autoridad muy peculiar que mana de la experiencia propia.

Es necesario lanzarse a la batalla con todas las armas que se tienen, toda la aspiración y toda la voluntad, sin olvidar que la clave está en el triunfo no de la personalidad sino del alma, que se revela a sí misma a través del amor y la comprensión subyacentes a todo esfuerzo.

De alguna manera podría decirse que todo lo que hagamos en un nivel no será sino un medio para despejar el campo y abrir un vórtice que permita la rauda irrupción del alma, poniendo súbitamente fin a la actividad en los tres mundos a través de la unión. Esto tiene una dimensión teórica pero fundamentalmente una práctica y psicológica: superar de la “lucha” nacida de la separatividad, la conciencia fragmentada, y ganarse el cielo por derecho propio, acercándose al centro mismo de sabiduría que amorosamente nuclea al tiempo en el presente.

Se trata de una reunión con lo más elevado de nosotros mismos, vía el esfuerzo en la materia; por eso el Tibetano dice que Marte rige los cinco sentidos; si se recuerda que es regente del signo, se comprenderá cómo a través de la actividad en los planos mundanos se irá llevando a su límite esa identificación, para luego tomar conciencia de que lo que se creía correcto es un obstáculo para una percepción más directa, y barrer con el 1º Rayo proveniente de Plutón y Vulcano. Allí se produce una transformación, proceso que, como se sabe en la astrología convencional, está regido por Escorpio.

En suma, es un signo que nos enseña no tanto a luchar sino a estar absolutamente dispuestos a hacerlo; es la verdadera Jihad islámica, la lucha interna contra lo inferior dentro de uno mismo. Estar dispuestos a pagar el precio, a renunciar a lo conocido, es el gran desafío que nos propone este período, y la recompensa por “surgir victorioso de la batalla” (tal el lema esotérico) es el sincero despliegue de una mayor energía de realización en todos las dimensiones de la conciencia, desde la más grosera a la más elevada.