El signo del Sacrificio
(Responsabilidad Espiritual)
Piscis, el último de los doce signos zodiacales, es por ello el signo de los finales, de la muerte, la liberación y la consecuente salvación. El Tibetano lo llama acertadamente un signo de renunciación, sacrificio y desapego, y ésa es la tónica no sólo de aquellos que tienen a Piscis como Sol, o (mejor aún) como Ascendente, sino que se trata de las cualidades que experimenta la humanidad como conjunto cuando cíclicamente vuelve a entrar bajo su influencia. Les proponemos ahora un breve repaso de los rayos principales de esta constelación, de sus planetas regentes y de cómo estos elementos se combinan para configurar la nota clave pisciana, sintéticamente resumida en las tres palabras anteriores.
Los rayos que distribuye Piscis (y esto sólo con respecto a la humanidad) son el Segundo de Amor-Sabiduría y el Sexto de Devoción e Idealismo; ambos rayos pares, que se encuentran en la segunda gran línea divina y que en principio poco tienen que ver con las cualidades que enunciamos anteriormente.
Por su parte, los regentes del signo son, según el Tibetano, Plutón como jerárquico y como esotérico, y Júpiter como regente exotérico. En ciertos pasajes de Astrología Esotérica se dice que un reverenciado astrólogo de la época de AAB y uno de los pioneros en el abordaje esotérico, Alan Leo, había acertado en considerar a Neptuno como el regente exotérico del signo y no a Júpiter, como lo hacía la astrología hasta el siglo diecinueve.
¿Qué significa que se haya producido un cambio de regente? Bien, es posible que ello se deba a un acrecentamiento en la respuesta humana a las elevadas vibraciones de Neptuno, que es un planeta sagrado y del cual la humanidad recién fue objetivamente consciente tras su descubrimiento en 1850; el hecho de que un planeta determinado sea regente exotérico implica que la humanidad común es sensible a esa expresión. Justamente por ello Vulcano, un primer rayo superior, no sólo no ocupa tal posición sino que ni siquiera ha sido descubierto aún.
Lo concreto es que ese cambio de Júpiter a Neptuno puede estar vinculado a la Reaparición de Cristo, y al comienzo de los preparativos para Su retorno, como veremos más adelante.
Al abordar más de lleno el funcionamiento del signo, debemos tener en cuenta que tanto en el caso de Júpiter como en el de Neptuno, el proceso que vive la humanidad común es de una suerte de unión, la cual esotérica y jerárquicamente (Plutón) es la muerte.
El símbolo de Piscis son los dos peces unidos por una suerte de hilo, el hilo de la conciencia, y la función del signo es la disolución de tal vínculo y el “retorno” al Hogar. Eso implica primero una fase de fusión (Júpiter) y luego una de aspiración hacia la meta, tarea que en este caso desempeñaría Neptuno. De allí que podría hablarse de una evolución en el cambio de regente; puede que la humanidad haya pasado (genérica y no particularmente hablando) del proceso de reunión al momento de emitir el llamado, de aspirar hacia algo superior. Para eso sería menester no ya un segundo sino un sexto rayo.
Ese llamado es un llamado de Salvación: como todos sabemos, abatida por los eones de evolución y los consecuentes éxitos y fracasos, la humanidad llegó a un punto de aparente debilidad en que finalmente sucumbió ante las fuerzas involutivas, un acontecimiento que desembocó en una destrucción de la que aún hoy subsisten profundas memorias y cuya manifestación más tangible fue el período de la Gran Guerra. Llegado a tal estado de caos, dolor y soledad, la humanidad como conjunto emitió un llamado o una invocación a sus principios más elevados, a esos centros que conocemos como la Jerarquía y Shamballa, y acaso haya sido allí cuando comenzó a emplear las energías de Neptuno en vez de las de Júpiter.
Lo cierto es que dicho llamado evocó respuesta, y a través de la regencia de Plutón llegó una poderosa oleada de energía de primer rayo que literalmente barrió con muchos de los obstáculos que impedían el progreso en tal momento. Tal descenso tuvo lugar exotéricamente vía Escorpio (signo muy afín con la humanidad) y de allí que dicho planeta también se haya consolidado como regente del signo.
Lo anterior nos sugiere que la Salvación, la gran función de Piscis, es comprendida actualmente desde la humanidad común como invocación al Retorno de Cristo, el símbolo del Segundo Rayo distribuido por el signo, y que para los discípulos la tarea es emplear ese puente que une los dos peces, la Jerarquía y la Humanidad, de manera de proyectar sobre la aspiración generada por Neptuno los drásticos reajustes que facilita Plutón, destruyendo las formas caducas para renacer en Aries con vestidos nuevos.
Los iniciados, al parecer, emplearían el poder de Plutón como regente jerárquico ya no para salvar individuos sino para salvar almas; el primer rayo no horadaría aquí las titubeantes luces de la personalidad para permitir la apertura de un canal por el cual retornar al alma, sino que abriría un resquicio por el cual penetrasen los puntos oscuros que tornarían insuficiente la radiante luz del alma e impelieran al discípulo a buscar el Retorno a la Mónada.
La función entonces de la Constelación bien podría tener que ver con la generación de una abstracción (6º rayo, Neptuno) que permita un desapego de nuestras formas más groseras y una aspiración a lo superior; de allí se precipitaría sobre la forma esa energía invocada que produciría la liberación a través de la destrucción de las limitaciones (1º rayo, Plutón), sea de los Maestros e iniciados sobre los discípulos o de éstos sobre la humanidad.
Nótese que el desapego pisciano no parece ser una destrucción horizontal, sino que destruye por abstracción, por aplicación de la voluntad de encaminarse hacia lo superior, posiblemente por tener al Sexto y no al Primer Rayo como rayos mayores. Pero pese a que es el Amor el que primero invoca y luego atrae la liberación, ésta no es posible sin la Espada, y no debe ser casual que el primer rayo sea el agente de los Rayos Segundo y Sexto en esta Constelación.
Asimismo, debemos tener presente que al ser los Rayos Mayores el Segundo y el Sexto, se produce una atracción natural sobre todas las formas de conciencia que kármicamente se hallan comprendidas en la conciencia del Salvador, haciéndonos recordar la frase de Cristo: “Cuando Yo haya sido levantado de la tierra, atraeré a todos hacia Mí”(Juan, 12, 32). El dolor de la liberación de esos pequeños seres es misteriosamente compartido por el Salvador, y Piscis parece encerrar su más profundo significado.
En síntesis, Piscis es un buen período para considerar temas como la liberación de la conciencia, la muerte, la abstracción, la destrucción y el rol de Cristo, y el rol de los discípulos destructores así como de los constructores con respecto a tal fin.
Posiblemente sea un período propicio para cargar sobre nuestros hombros amorosos (y dejar hacer a Quienes nos guían) la responsabilidad de liberar a los demás, con la consecuente incomprensión y dolor que esa destrucción acarrea, y tal vez para reconocer luego que tras compartir ese dolor en aparente aislamiento habremos facilitado la comunicación entre dos reinos, capacitando a la humanidad para percibir más nítidamente esa Respuesta Liberadora por la que hace siglos todos esperamos respuesta...
LOGOS – Grupo de Investigacion en Astrologia Esoterica
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Hola, queria ver adónde iba a parar un comentario (a la casilla, espero).
ResponderEliminarEsa dinámica de separar una introducción y de hacer hincapié luego en los planetas regentes parece apropiada.
Martín.
hola,yo soy el céfiro y quiero comentarles que estos temas me parecen muy interesantes,y sobre todo esta aura mistica que los rodea,les quiero decir que la primera vez que yo escuché acerca de estos temas fué hace cerca de 40 años,en una revista que entonces se publicaba de forma semanal,se llamaba "KENDOR" y desde ese entonces me parecian extraordinarios estos terminos de "SHAMBALLA" "HIPERBOREA" "DALAY" y muchos otros,ojalá puedan seguir ampliando su sección y su explicación ya que me parece literatura muy interesante.muchas gracias.
ResponderEliminarGracias hermano por tu comentario.
ResponderEliminarEn verdad hay muchas formas de conocimiento, por suerte, ya que también hay muchos tipos de buscadores, pero siempre Una sabiduría eterna.
Intentamos aquí verter gotas de ese gran océano, revestidas con el lenguaje esotérico que es con el que nos hemos formado, y sí, siempre que la inspiración nos acompañe continuaremos enriqueciendo el blog con reflexiones.
Recibe un cálido saludo.
Muy interesante y muy bien hecho el trabajo, sé mínimamente de astrología esotérica, pero tengo el convencimiento de su gran importancia y la que tendrá con el tiempo, según nos dice el Tibetano es la ciencia del futuro y partiendo de la base de que la astrología nada determina y sí que nos informa de su influencia que nosotros debiéramos saber dirigir y controlar, seguro que su importancia es fundamental y ojalá que lleguemos a captarla.
ResponderEliminarComo curiosidad me atrevo a decir que mi signo solar está en Piscis y el ascendente en Aries, y ya en el camino esotérico supe lo que significaba y ví claramente mis oportunos cambios.