Por Ricardo Georgini
Leo es un signo íntimamente relacionado con la humanidad. La energía de este quinto signo del Zodíaco estimula la autoconciencia – la gran característica que hace de nosotros seres humanos. Del 22 de julio al 22 de agosto de este año, el Sol estará alineado con Leo, avivando la sagrada llama de la autonconciencia en toda la humanidad.
La autoconciencia es lo que distingue al humano del animal. El animal es consciente de lo que se encuentra a su alrededor, pero el ser humano puede, además de esto, ser consciente también de sí mismo, el sujeto conciente. De tal manera, el animal simplemente ve, oye y siente, en tanto que el ser humano no sólo ve, sino que sabe que ve; no sólo siente y piensa, sino que sabe que siente y piensa; y no sólo sabe, sino que sabe que sabe.
En la mayoría de nosotros, la autoconciencia permanece en un estado tenue, y aún resta mucho para desenvolverla plenamente. Gran parte del perfeccionamiento humano tiene que ver, especialmente, con este mayor desenvolvimiento de la autoconciencia. La influencia de Leo contribuye a esto, en tanto “sopla” la brasa de la autoconciencia, a fin de que ella se intensifique y creza – quemando y transformando, aumentanto tanto en tamaño como en calor, iluminando y esclareciendo.
Es parte de nuestro potencial, como seres autoconscientes, percibir no sólo lo que pasa alrededor, sino también lo que pasa dentro de nosotros mismos. Empero, habitualmente nuestra atención se halla volcada únicamente para las cosas externas, y tenemos una percepción apenas vaga de nuestro cuerpo y de los sentimientos y pensamientos. Sin embargo, todo el tiempo son nuestros pensamientos, emociones y cuerpo los que determinan nuetras experiencias en la vida, y no tanto las circunstancias externas. Por eso, cultivar y ejercitar la habilidad de auto-observación es un requisito fundamental para permanecer más conscientes en la vida, comprendiendo apropiadamente nuestras experiencias y pudiendo escoger cómo manejarnos.
El desenvolvimiento de la autoconciencia nos lleva a descubirnos como un sujeto de nuestra propia vida e historia. El animal es regido automáticamente por los impulsos externos, sin reflexión o elección. El ser humano puede ponderar, puede valerse de su experiencia, puede contenerse o avanzar y así escoger cómo responder a las circunstancias. Por lo tanto, el animal es siempre aquello que el ambiente hace de el, mientras que el ser humano puede llegar a ser lo que él mismo quiera de sí. En la medida en que comprendemos eso, desarrollamos un correcto sentido de responsabilidad y nos apropiamos más plenamente de todo nuestro potencial.
La autoconciencia nos lleva también al sentido de individualidad. Fortalece internamente al individuo, de modo de poder apoyarse en sí mismo, sin depender indebidamente de los demás. Permite al sujeto conocerse a sí mismo y saber aquello que él tiene de propio y único, aquello que es su contribución específica y original al conjunto. Cada individuo es único, y su valor, por lo tanto, es inestimable. Si apenas un ser no existiese, el Universo no sería lo mismo. Cada invidividuo hace la difernecia. La autoconciencia le permite hacer esa diferencia conscientemente, y por ende, más potentemente.
En el es de Leo, anualmente, tenemos una oportunidad especial de fortalecer en nuestro interior la llama de la autoconciencia, y así tornarnos cada vez más plenamente Humanos.
Ricardo A. Georgini
ricardogeorgini@yahoo.com.br
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