Los
4 elementos en el ser humano
Los cuatro
elementos (tierra, agua, fuego, aire) simbolizan los 4 “estados”
principales en la conciencia del ser humano, para que con su
combinación éste pueda adquirir la necesaria experiencia -
comprensión tanto de si mismo como de sus circunstancias.
La tierra
es la realidad objetiva, lo material, externo y vital.
El agua
es la emoción nutritiva, el sentimiento que genera motivación.
El fuego
es el poder de la mente, la "luz" que rige.
Todas estas
“herramientas” tan particulares de la psicología humana siempre
muestran entre ellas interacción para lograr unificación y
capacidad de Ser. Pero para que este mecanismo adquiera su máxima
capacidad de funcionamiento es imprescindible que exista una
profunda necesidad de hacerlo. Este leitmotiv o “primer chispazo”
siempre aparece a través del conflicto que nos produce la dualidad:
deseo-realidad. Cuando las exigencias del tan “deseado” deseo
(agua) no se
corresponden con la realidad de nuestras experiencias (tierra),
el desasosiego esta servido, y la necesidad de ir mas allá nos
activa.
La realidad
muy a menudo no se corresponde con lo deseado, y tal desequilibrio
guarda en si mismo la oportunidad de lograr una síntesis mas
fructífera para con la vida. La intensidad del desequilibrio genera
la aspiración, (agua-tierra introyectados), que nos lleva a través
del poder discriminador, (fuego),
de la mente, a una constante auto-observación del incesante
movimiento de nuestros estados mente-emotivos; esta concentración
enfocada nos lleva a la compresión de causas y efectos y al
consiguiente silencio mental, antesala de la intuición (aire)
o síntesis.
Una vez
logrado el acercamiento intuitivo gracias a la constante atención,
la mente nos vuelve a ofrecer su ayuda para poder le dar un
“anclaje” a dicha intuición. Es decir, la Mente a través de
la mente-abstracta ofrece una estructura creativa a la inspiración,
para que mas adelante, y con la mente-concreta, esta pueda ser
vivenciada en la realidad objetiva. “La energía sigue al
pensamiento”.
Con el logro
de este proceso la emoción (agua) deja de ser reactiva, y pasa a
ser receptiva, empática, y comprensiva; y “la noble tierra”,
(cuerpo físico), como siempre, se disciplinará y en agradecimiento
se revitalizará para la correcta expresión de la intuición
pensada.
Antaño los místicos, lograban la adquisición intuitiva a través de un poderoso sentimiento sublimado y su consiguiente aspiración, “el amor tocaba el cielo”, y verdaderamente era así y así tuvo que ser; pero muy a menudo estos místicos tenían graves problemas para poder ser prácticos con ellos mismos y sus circunstancias. El poder de la mente era subestimado, y la emoción en su camino de retorno, una vez “visto el cielo”, desbordaba en sufrimiento. Era un Fe de gran poder para las “cosas del cielo”, pero tristemente negativa para los asuntos mas cercanos. Hoy en día, y gracias a la evolución humana, sabemos que la receptividad mental y su capacidad de gestion es realmente el punto medio, y el lugar que ella ocupa en este maravilloso proceso de intercambio de energías y fuerzas lo podemos resumir de la siguiente manera:
- Profundo deseo de lograr la unidad (aspiración) – MENTE - Logro de la síntesis (Intuición)
- Intuición – MENTE – Aplicación practica en el mundo físico-emocional de la nueva verdad. (experiencia-comprensión).
* El fuego: "quiere", "sabe", "analiza", "comprende", "es", "dirige", el es el dueño de la voluntad, el rector. La mente es sensible y receptora de lo divino y la vez es la inteligencia rectora hacia la `posibilidad de lo concreto o material
. . . .
Aceptación de la propia condición.
. . . .
Podemos ser
extrovertidos o introvertidos, podemos tener muchas ganas de adquirir
experiencias para aprender o mas bien deseos de interiorizarnos para
comprender, podemos tener al corazón como camino o quizás la
creatividad mental …. da lo mismo la tendencia que tengamos, lo
importante es la aceptación de uno mismo, y así, con el corazón
tranquilo, poder flexibilizar nuestro mundo a través del sentido
común, la abstración mental, la serenidad, el sentido del humor, sentido de la
oportunidad, paciencia, confianza, reflexión ...
La tierra es
el sustento y la protección, donde gracias a la nutrición del agua,
a la calor de la luz solar y al “sutil” aire que trajo la
semilla, la Flor crece. Los cuatro unidos son el cinco, “la
flor”, el Alma: la belleza que se muestra gracias a la unión de
nuestras capacidades.
David C.M. ( logos.astrologiaesoterica@gmail.com )
David C.M. ( logos.astrologiaesoterica@gmail.com )
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