Por Martín Dieser
La visión esotérica del signo de Géminis se encuentra íntimamente ligada a la conciencia humana tal como nos resulta más familiar, es decir, la basada en la mente y con la infaltable presencia de la dualidad. En un sentido sutil, es gracias a las energías vertidas por este signo que se podrá experimentar ese divino conflicto, esa fragmentación interna que se suscita cuando se interacciona con algo que se cree ajeno al yo, pero que por ese mismo karma deberá irresolublemente integrarse en el corazón si es que quiere alcanzarse la plenitud.
La experimentación del no-yo es fundamental en la evolución de la mente humana, y Géminis preside ese proceso de interacción, de relacionamiento entre la forma y aquello que está más allá de la forma. Es el gran agente vinculador que pone en contacto ambas dimensiones, y allí reside uno de los motivos por el cual su energía es denominada la de los mensajeros; allí también podría encontrarse una especial vinculación del Maestro Tibetano con esta constelación (no el signo), e incluso tal vez en la dinámica de yo, no-yo y amor unificador, base esotérica del movimiento de triángulos impulsado por el mismo Maestro.
Para conocer un no-yo es necesario percibir algún tipo de realidad externa a la propia conciencia actual, y allí es donde operan las energías de Sagitario, que son complementarias de las geminianas ya que dirigen y enfocan la conciencia hacia una cualidad determinada, la cual se percibe como ajena al yo. Desde el momento en que se lanza la flecha comienza el viaje hacia la meta, y allí rige especialmente Géminis. Esto tiene un reflejo exotérico: en la astrología convencional ambos signos rigen los viajes, entendidos en tal caso como físicos.
Géminis es una energía muy importante para la humanidad, porque es eminentemente la energía del AMOR, de la paz resultante y la consecuente superación de los conflictos. A través de su accionar es que todo aquello que se capta como ajeno al yo es incorporado a la conciencia, incluido dentro del sentido interno, y en ese proceso reside la clave de la unificación de las cualidades que subyacen en todo lo manifestado.
La dualidad, en un sentido oculto, no es más que la ausencia de unidad consciente, y desde el momento en que nombramos a la conciencia estamos hablando del amor. La dualidad sólo cesa de agitarnos cuando abrimos nuestro corazón a la forma, cuando comprendemos que todo en el universo tiene un sentido y que estaremos incompletos hasta tanto no nos integremos conscientemente a él. Nuestra presencia se volverá más vívida a medida que podamos comprender, a través de la mente y el corazón, a cada aspecto de la vida con el que tengamos interacción como un sentido en sí mismo, como una parte de esa gran meditación que es el Plan divino, y que en tanto tal merece un profundo respeto en todas sus manifestaciones.
La experimentación del no-yo es fundamental en la evolución de la mente humana, y Géminis preside ese proceso de interacción, de relacionamiento entre la forma y aquello que está más allá de la forma. Es el gran agente vinculador que pone en contacto ambas dimensiones, y allí reside uno de los motivos por el cual su energía es denominada la de los mensajeros; allí también podría encontrarse una especial vinculación del Maestro Tibetano con esta constelación (no el signo), e incluso tal vez en la dinámica de yo, no-yo y amor unificador, base esotérica del movimiento de triángulos impulsado por el mismo Maestro.
Para conocer un no-yo es necesario percibir algún tipo de realidad externa a la propia conciencia actual, y allí es donde operan las energías de Sagitario, que son complementarias de las geminianas ya que dirigen y enfocan la conciencia hacia una cualidad determinada, la cual se percibe como ajena al yo. Desde el momento en que se lanza la flecha comienza el viaje hacia la meta, y allí rige especialmente Géminis. Esto tiene un reflejo exotérico: en la astrología convencional ambos signos rigen los viajes, entendidos en tal caso como físicos.
Géminis es una energía muy importante para la humanidad, porque es eminentemente la energía del AMOR, de la paz resultante y la consecuente superación de los conflictos. A través de su accionar es que todo aquello que se capta como ajeno al yo es incorporado a la conciencia, incluido dentro del sentido interno, y en ese proceso reside la clave de la unificación de las cualidades que subyacen en todo lo manifestado.
La dualidad, en un sentido oculto, no es más que la ausencia de unidad consciente, y desde el momento en que nombramos a la conciencia estamos hablando del amor. La dualidad sólo cesa de agitarnos cuando abrimos nuestro corazón a la forma, cuando comprendemos que todo en el universo tiene un sentido y que estaremos incompletos hasta tanto no nos integremos conscientemente a él. Nuestra presencia se volverá más vívida a medida que podamos comprender, a través de la mente y el corazón, a cada aspecto de la vida con el que tengamos interacción como un sentido en sí mismo, como una parte de esa gran meditación que es el Plan divino, y que en tanto tal merece un profundo respeto en todas sus manifestaciones.
El misterio de Géminis está oculto en la compasión, y de allí que su rayo, el 2º de Amor Sabiduría, lo vincule a Piscis y Virgo, los dos signos por excelencia de esta cualidad. El estado de conciencia que agota la dualidad es uno que se encuentra más allá de los pares de opuestos, o tal vez podríamos decir por detrás, como la sublimación de la comprensión de todo lo existente en el círculo no se pasa de la conciencia personal, que crecientemente va abarcando esferas más amplias a medida que se avanza en el Sendero espiritual.
En ese sentido, el amor nos lleva a otro punto muy importante relacionado con este signo, y es el tema del karma: decir relación es decir tiempo, y, como sabemos, el tiempo es la matriz del karma, el conjunto de energías imperfectas que tienen que sintetizarse en la conciencia del ser para alcanzar la liberación en los planos físico, emocional y mental.
Desde el momento en que nos encontramos frente a una interacción, a una expresión de energía en el tiempo, a un no-yo, surge una profunda responsabilidad para con ese aspecto no integrado del yo, en cierta manera una relación kármica que está presente en la conciencia como algo diferenciado. Y aquí es donde suele olvidarse el aspecto central de Géminis que es el amor.
El amor es el gran liberador del karma, porque puede existir dualidad, pero cuando se comprenden el origen de ésta y su sentido profundo se alcanza la conciencia de síntesis, no más sea por un instante, y en la plenitud no hay espacio para tiempo alguno (y por ende karma, tal como nos afecta).
Sin embargo, a menudo la falta de compasión y respeto nos lleva a despreciar las cualidades que nos rodean: la mente se fragmenta buscando caminos lejanos, charlas más interesantes, personas más profundas, etc., distrayendo al Pensador y alejándolo del aquí y ahora, que es donde crecientemente encontrará respuestas a todos sus interrogantes. Implica la búsqueda del sentido de cada proceso, pero también el de cada situación, acto, palabra, emoción y pensamiento que nos rodea, con profunda comprensión de la importancia que tienen porque es lo que el karma nos ha deparado en el presente; tal es la dualidad de Géminis y la gran oportunidad que nos brinda.
Si por el contrario permanecemos con la mente y el corazón ciegos a los significados, la interacción no se profundizará, precisamente por nuestra falta de compasión, y sufriremos reiteradamente por nuestra superficialidad, que se convertirá así en una generadora de inarmonías.
Se puede entonces apreciar la importancia del amor en la vida espiritual, donde ocupa un lugar destacado el plano búdico, simbólicamente representado por el aire. Precisamente allí puede encontrarse un triángulo de energía entre Géminis, Acuario y Libra, produciendo respectivamente relación grupal, un punto de síntesis amorosa y la conciencia grupal resultante.
En conclusión, la energía de Géminis está presente en cada fragmento de nuestra conciencia y en cada triunfo de la comprensión por sobre la forma, y representa una influencia muy importante en la vida espiritual. El período cíclico en que nos hallamos bajo su regencia puede ser especialmente propicio para meditar y poner en práctica los profundos significados que contiene.
En ese sentido, el amor nos lleva a otro punto muy importante relacionado con este signo, y es el tema del karma: decir relación es decir tiempo, y, como sabemos, el tiempo es la matriz del karma, el conjunto de energías imperfectas que tienen que sintetizarse en la conciencia del ser para alcanzar la liberación en los planos físico, emocional y mental.
Desde el momento en que nos encontramos frente a una interacción, a una expresión de energía en el tiempo, a un no-yo, surge una profunda responsabilidad para con ese aspecto no integrado del yo, en cierta manera una relación kármica que está presente en la conciencia como algo diferenciado. Y aquí es donde suele olvidarse el aspecto central de Géminis que es el amor.
El amor es el gran liberador del karma, porque puede existir dualidad, pero cuando se comprenden el origen de ésta y su sentido profundo se alcanza la conciencia de síntesis, no más sea por un instante, y en la plenitud no hay espacio para tiempo alguno (y por ende karma, tal como nos afecta).
Sin embargo, a menudo la falta de compasión y respeto nos lleva a despreciar las cualidades que nos rodean: la mente se fragmenta buscando caminos lejanos, charlas más interesantes, personas más profundas, etc., distrayendo al Pensador y alejándolo del aquí y ahora, que es donde crecientemente encontrará respuestas a todos sus interrogantes. Implica la búsqueda del sentido de cada proceso, pero también el de cada situación, acto, palabra, emoción y pensamiento que nos rodea, con profunda comprensión de la importancia que tienen porque es lo que el karma nos ha deparado en el presente; tal es la dualidad de Géminis y la gran oportunidad que nos brinda.
Si por el contrario permanecemos con la mente y el corazón ciegos a los significados, la interacción no se profundizará, precisamente por nuestra falta de compasión, y sufriremos reiteradamente por nuestra superficialidad, que se convertirá así en una generadora de inarmonías.
Se puede entonces apreciar la importancia del amor en la vida espiritual, donde ocupa un lugar destacado el plano búdico, simbólicamente representado por el aire. Precisamente allí puede encontrarse un triángulo de energía entre Géminis, Acuario y Libra, produciendo respectivamente relación grupal, un punto de síntesis amorosa y la conciencia grupal resultante.
En conclusión, la energía de Géminis está presente en cada fragmento de nuestra conciencia y en cada triunfo de la comprensión por sobre la forma, y representa una influencia muy importante en la vida espiritual. El período cíclico en que nos hallamos bajo su regencia puede ser especialmente propicio para meditar y poner en práctica los profundos significados que contiene.
Excelente...me llegó al alma, gracias.
ResponderEliminarPor que lo interpretan todo psicologicamente? El alma no tiene nada que ver con la psique, el alma busca la verdad esoterica, la psique es caprichosa, a la cual se le da una gran importancia en estos tiempos banales del fin del Kali Yuga. Geminis representa , esotericamente, 2 puertas, una que se cierra otra que se abre,casi a la vez, esto tomado precesionalmenre ya que el Zodiaco se debe a la precesion , esta engranado con la Precesion como una llave y su cerradura, significa un acontecimiento en ese ciclo transcendente que se producira, un ciclo acaba, otro empieza ( 2 puertas, una se cierra es el pasado otra se abre es el futuro) y Geminis, mira ambas y abre ambas puertas o mas que abrirlas el representa el momento del suceso, esta engranado en el suceso ( por eso se lo pone con 2 caras, 2 caras el mismo tipo, una mira la puerta que se cierra la otra la que se abre)la puerta que se abre es la Puerta de los Dioses, en el solsticio de Invierno. Geminis es un instrumento de la divinidad para sus planes. Y se le representa con cara humana porque ese instrumento sera algun hombre con ese signo
ResponderEliminarHola,
Eliminarmuy interesante tu referencia a la precesión, así como tu forma de reflexionar la dualidad de Géminis.
Por otro lado desde este blog consideramos de vital importancia la interpretación psicológica o el como afectan al equipo humano "los símbolos del cielo" y su energía.
Es importante relacionar el todo mayor con el aspecto conciencia (alma) del ser-humano, y, aunque bien es verdad que esta relación se puede enfocar desde diferentes puntos de vista o métodos, desde el blog estimamos que la psicología es también una muy buena herramienta para hacerlo.
Consideramos que el conocimiento del "si mismo" es el primer paso para obtener posteriormente un conocimiento mayor. En verdad esta vuelta al "si mismo" es la que realizo "el hijo prodigo" cuando decidió retornar al Principio, que en verdad también es el Fin, y en este "bailar" psicológico entre el "principio y el fin", si me lo permites, también hay una referencia a la precesión.
Gracias