Por Joanna García
Los dos Peces
Piscis simboliza tiempos de finales de objetivos conseguidos y de infinitas pruebas vividas a través de ciclos y ciclos.
Simboliza al Salvador y nos simboliza a todos como salvadores, primero de nosotros mismos y, posteriormente de quienes a los que la Vida Una pone en nuestro entorno.
Piscis representa Aguas profundas, ricas y a la vez plenas de capciosos peligros que pueden convertirse en espejismos. Perteneciendo a la Cruz Mutable, puede ser altamente impresionable a todo cuanto recibe. Empático, compasivo, a veces intensamente vulnerable, llegando cuando el tema no está equilibrado a estados de temor que pueden rozar la depresión. No obstante, la Fuerza de su Regente Esotérico Plutón, rompe lo caduco, lucha incansablemente contra todo lo que puede bloquear la bendita Vuelta al Hogar del Hijo Pródigo (la Chispa Divina) a la Casa del Padre.
Esta Fuerza es, en estos tiempos, infinitamente más notable, ya que a su intensa fuerza se une Urano con su imparable objetivo de descristalizar y liberar, creando un nuevo paradigma social, tal como lo ha hecho cada 84 años, tiempo que emplea aproximadamente para completar su vuelta al Zodíaco, comenzando su camino cada vez en el signo de Aries y acompañado durante el primer año por la protección de Júpiter.
En estos días dramáticos que estamos viviendo, todas nuestras células emiten unidas amor e intenso deseo de ayuda al Japón recordando más que nunca, que existe un Plan y que en él subyace un Amor que tan solo desde el corazón puede comprenderse.
Estas vivencias ante las que nos sentimos despojados de prepotencias y de falsas identidades, ya que comprendemos al mismo tiempo la fragilidad y la fuerza que nos rodea, va consiguiendo que la masa de seres humanos “despiertos”, sea mucho mayor, afectando al entorno ya sea para unirlos en el camino hacia el Sendero, o para intentar equilibrar su esencia no evolucionada.
Los dos Peces unidos, están cambiando en estos importantes tiempos que vivimos, su dirección. Si bien durante eones, el pez pequeño con su potente personalidad, ha dominado al grande,-al Alma- , ésta es ahora, la fuerza que está transmutando a miles de personas, que buscan conocimientos que, aparentemente, nunca antes habían llamado su atención. Son ahora conscientes de que la vida, su vida, no está exenta de prisión y cautiverio, por el apego intenso a la materia. El desapego, el sacrificio, el olvido de uno mismo, son instantes fugaces, que no caen en el olvido. Son destellos de luz que despiertan una bendita sed de aguas nuevas. Afortunadamente, esa gran masa, está avanzando hacia el nuevo despertar. Quienes caminan firmes por el Sendero, son importantes momentos de finales.
Finales en todo cuanto bloquea el camino. Pueden ser trabajos que ahogan la Llama interior, emociones que pesan en el alma como lastres, sentimientos de posesión, que se han de trabajar, con sentimiento de auténtica obligación, llevándolos hacia el desapego, ya que en Piscis, los sentimientos y emociones que nos alteran, son como la bruma que impide ver el horizonte, decidido ya desde hace mucho por el Alma.
¡La prisión debe ser abandonada en Piscis para poder regresar al Hogar del Padre!
El poder para destruir la forma, el amor para estructurar una nueva y la devoción, son herramientas potentes en este Signo.
Júpiter, denominado “el Hijo Predilecto de Dios” y Neptuno, el Planeta de la Trascendencia, el que nos hace ser instrumentos de la divinidad, ejercen con fuerza su influencia en este mes y esas herramientas, son las necesarias para limpiar todo el terreno, nuestra propia “Tierra”, para recibir con anhelo y esperanza, con gozo interior, la savia vital del próximo Signo de Aries.
Todas esas esencias y energías, han de ser constantemente emitidas desde el corazón en el próximo período de Luna Llena de Piscis, y formar un manto de protección y amor infinito hacia los miles de seres que sufren especialmente en Japón.
La energía sigue al pensamiento y grande puede llegar a ser esa fuerza cuando sale de lo profundo del corazón de millones de seres que están en meditación.
Desde el corazón,
Joanna
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