Leo
autoconciencia
“yo soy Ése y Ése soy yo”
El
yo mencionado en este mantra no es el pequeño yo personal o nuestra
personalidad (mental emocional y corporal). El mantra habla sobre la
amplia conciencia del Yo superior o alma, que sabe es uno con el todo
mayor (Ése). Pero nosotros somos simplemente humanos, y eso
significa que cada uno de nosotros anda en el camino de descubrir que
es el alma, para así descubrir su unidad con todo y con todos.
En
el plan evolutivo, el progreso de la conciencia comienza por el
desarrollo de una conciencia individual o personal, que después se
amplia volviéndose conciencia grupal o colectiva, para mas tarde
llegar a ser conciencia planetaria o universal. Pero para garantizar
estos desarrollos posteriores, de haber aquel punto de partida
consistente, ese firme punto de apoyo para la conciencia y ese
es el yo personal. La conciencia
individual o auto-conciencia es apenas el comienzo de la jornada
espiritual consciente, pero es un paso tremendo, profundamente
significativo y imprescindible.
El
proceso de desarrollo del yo personal esta marcado por muchas
características y búsquedas que tenderíamos a clasificar como
anti-espirituales, pero que son simplemente la preparación para la
espiritualidad. En el mundo de las formas materiales, todas las cosas
son conocidas por comparación, y así el yo busca conocerse a si
mismo comparándose y compitiendo con los demás. El yo pone a prueba
u propio poder desafiando al mundo y a su alrededor, para así poder
construir y consolidar su propia identidad y poder reafirmarse frente
a los otros. Pero cuando por medio de estas experiencias, el yo
finalmente conoce su valor, todas
estas características de conciencia inmadura son naturalmente
transcendidas dando lugar a otras búsquedas mas amplias.
La
comprensión del propio yo da la posibilidad de comprender que el
otro yo también es un yo.
Al
conquistar la conciencia de mi mismo, puedo dejar de compararme con
otro y empezar a tener conciencia del otro. Entonces el otro deja de
ser para mi apenas un objeto, y se vuelve para así decir lo, un
co-sujeto. La competición da lugar a la búsqueda de la comparación.
El individuo descubre aquello que tiene en común con sus semejantes,
y se une a ellos para emprender una búsqueda grupal. Así el
individuo coopera con el grupo, no para lograr desarrollo o poder
personal para ser diferente, sino porqué comienza a tener conciencia
de si como una parte del grupo. El
se identifica con el propósito del grupo y escoge apoyarlo. La
cooperación consciente es, por tanto, mucho mas que estar juntos,
siguiendo al rebaño; es una participación voluntaria e inteligente,
generando la diferencia, co-criando, enriqueciendo y fortaleciendo al
grupo.
A
través de la experiencia grupal, comprendemos que existen otros yos
en el mundo, el individuo comienza a comprender que existe también
un Yo Uno, abarcando todos los yos en Si. Finalmente, el comienza a
tener conciencia de si como una célula del Uno o del Todo Mayor.
Entonces el yo se considera a si mismo como un
representante y agente del Uno,
y sabe que la genuina conciencia es simplemente un perfecto
equilibrio entre
autoestima – humildad – responsabilidad.
Tal vez el mayor misterio sobre Dios sea que El reside
verdaderamente en el ser humano, y tal vez la mayor revelación sobre
el ser humano es que este es una expresión de Dios.
Ricardo
Georgini
ricardogeorgini@yahoo.com.br
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