Los tres niveles del horóscopo

2.5.20

Wesak 2020 - Reflexiones astrológicas en el contexto actual






Introducción
Es sabido que estamos ante un momento clave en la historia humana, marcado por la entrada de las energías propias de la Era de Acuario, que condicionarán la conciencia humana por los próximos dos mil años.
Se han escrito muchos artículos analizando desde el contexto astrológico la llegada de esta Nueva Era como por ejemplo el de Iván Maldonado (“La batalla en los cielos ha comenzado”), donde se señala que en el año 2165 Urano hará conjunción con Neptuno en Acuario, marcando así simbólicamente la toma del “cetro” de Piscis (regido por Neptuno) y el inicio de la Nueva Era de Acuario regida por Urano y signada por la Reaparición de Cristo y la Exteriorización de la Jerarquía.
También en otro escrito inédito, realizado por el Maestro Tibetano Djwhal Khul hacia 1940, se dice que la Era de Acuario no empezaría sino hasta 177 años después, es decir, si hacemos la suma, en 2117. Otros autores de línea hinduista también se refieren a su inicio para el próximo siglo. Y aún otros hablan de 1945.
En todo caso, merece comentarse que en la astrología existe lo que se llaman orbes, que son espacios en que se encuentran las auras o campos energéticos de constelaciones y planetas, dándose así una transición antes de un inicio estricto de cierta influencia. Los sensitivos pueden percibir las energías antes de que lleguen al plano físico. Del mismo modo, se espera que las personas de orientación espiritual del planeta sean las primeras en captar y trabajar con esas energías entrantes por el bien de la humanidad.
E incluso puede irse más allá, y decir que el momento interno clave para que se vea a futuro el pleno despliegue de las energías de Acuario, es ahora, y no dentro de un siglo. Es el momento de dar ese paso energético adicional y ganar esa batalla.
Los astros dicen bastante de este proceso, ya que iluminan líneas de oportunidad y menor resistencia, así como las líneas generales del cambio que puede venir.






Libra y las conjunciones entre Júpiter, Saturno y Plutón
Si generamos la carta natal para el momento de Wesak en el Monte Kailash, veremos que tiene al Ascendente Libra en su cúspide. El rol del Ascendente es claro en la astrología esotérica como indicando el sendero del alma, pero en este caso, al tratarse de un evento con impacto global, quizás no corresponda centrar la interpretación en el mismo, sino tomarlo como un elemento más en el juego de planetas al momento exacto del plenilunio.
En general, entonces, diremos que el signo de Libra se caracteriza por generar polarización y también por encontrar el equilibrio. La importancia de los puntos de tensión nunca debe ser desatendida. El Maestro Tibetano nos explica que, en la dinámica de circulación de energía, se produce un proceso de invocación y evocación. Para que ello suceda, debe alcanzarse un punto de tensión invocativa que, podría decirse, es regido esotéricamente por Libra, y luego de lo cual afluirán las energías necesarias para trascender. 
En este caso, estamos ante posiblemente la generación de una mayor polarización en lo que tiene que ver con la entrada del 4º Rayo. Sabemos que este Rayo es de Armonía a través del Conflicto, rige al plano búdico y al alma de la humanidad, y está comenzando a retornar a la manifestación, a partir del el 2025. Es de suponerse que empiece a sentirse su influencia y a generarse las condiciones que lo evocarán a la Tierra. 
Otra interpretación posible del rol de Libra y la generación de tensión es que es necesario que ciertas estructuras en la conciencia humana cambien, para lo cual se requiere tensión, acumulación de energía. La relación con el medio ambiente (entendida hoy preponderantemente como manejo de recursos naturales), la forma de ejercer el liderazgo y el poder, la preponderancia de la comercialización por sobre el compartir, el excesivo consumo, la importancia dada a lo externo, son todos conceptos que se han encarnado en nuestra civilización, y que están siendo desafiados por las energías entrantes.
Dicho técnicamente, atravesamos un ciclo en el que se produce una conjunción (cada 500 años) entre Saturno y Plutón, y una que se da cada 20 años como la de Júpiter y Saturno (en esta ocasión dejando el elemento tierra y pasando al aire). Esta segunda conjunción es muy mirada por los astrólogos porque produce cambios perceptibles a nivel de realización de arquetipos, oportunidades y limitaciones. La de Saturno y Plutón, al producirse en un plazo corto pero desenvolverse en tantos años, puede tener un efecto estructural más difícil de apreciar. Pero su efecto está allí, y es de esencia catalizadora destructiva, ya que Saturno rige la materia y Plutón la destrucción para que fluya el alma. Si agregamos a ello que la conjunción se produce en el signo de Capricornio, que lleva a los límites la materia, tenemos la marca del fin de un ciclo.
En ese contexto, es posible que la Jerarquía espiritual se valga de estas combinaciones astrológicas para barrer con formas astrales y mentales caducas que tienen atrapada a la conciencia humana. En la materia puede verse como destrucción o muerte, pero desde lo interno se trata de liberar a la conciencia para que nuevas formas expresen nuevas cualidades. En tal sentido, las nuevas cualidades y formas serían las de la Nueva Era, que hoy, si no hay cambios en la materia, no podrían tener lugar a la velocidad necesaria. Como dice la regla, a lo subjetivo le sigue lo objetivo, y se puede ver eso en la carta del Wesak de este año, como marcando que estamos todavía en una fase de impulso, pero más interna que externa en cuanto a sus resultados.


La carta para el momento de Wesak



En esta carta – con Ascendente Libra, como se indicó –, vemos a un Sol contenido entre Mercurio y Urano, en conjunción a ambos, todos en Tauro. El signo de la iluminación se ve nutrido por energías provenientes del plano mental-intuitivo y por el toque eléctrico de Urano. Es interesante que el Sol y los dos planetas llegan de Aries, y tanto Mercurio como Urano rigen a este signo a nivel subjetivo, quizás simbolizando que vuelcan todo su poder a que la materia se amolde a las nuevas ideas e impulsos generados en Aries. Recordemos que Tauro es un signo de Tierra, de realización de los deseos. ¿Cuáles son los deseos de la humanidad en este momento? Es parte de nuestro trabajo interno ligarlos a elevadas ideas e ideales.
Esta pequeña unión de tres elementos astrológicos, que no es para nada usual, está lógicamente en oposición a la Luna, que desde Escorpio reafirma la tensión del plenilunio. 
Esa tensión parece verse acentuada porque el regente clásico y esotérico de Escorpio es Marte, y Marte está en cuadratura (90°, aspecto de tensión) tanto al Sol como a la Luna. Este planeta se vuelve un punto de descarga para la crisis interna, la mayor conciencia que se busca generar, y recordemos que a nivel masivo Marte rige al plexo solar. Es posible que haya un poderoso impacto en el cuerpo emocional, conmoviendo tanto como sacudiendo las emociones, de modo de reorientar el poder emocional hacia el amor y el compartir. En definitiva, tender un hilo de luz entre el centro plexo solar y el centro cardíaco, facilitando así que la Presencia crística se afiance en el plano astral. 
¿Cómo podría lograrse eso? En principio los astros ofrecen una notable salida: resulta que tanto el Sol como la Luna también se conectan con Neptuno, que es la octava superior de Marte, y simboliza tanto la intuición como la emocionalidad superior y el despertar del corazón. Como si esto fuera poco, la potente conjunción Plutón-Saturno-Júpiter se halla en un positivo sextil (60°, aspecto armónico) a Neptuno, simbolizando que detrás del caos y la aparente confusión, la Jerarquía permanece.
Marte nos abre la puerta a la batalla en el campo astral (recordemos que la Luna, que le hace cuadratura, es el 4to Rayo en su dimensión de conflicto), y Neptuno la ventana de oportunidad para el cambio. Estando en la Casa V de la expresión personal, quizás se trate de una oportunidad para que la humanidad como un todo vuelque su corazón al prójimo, activando el servicio planetario, en una nueva identidad como servidor mundial.
Estamos entonces ante un proceso de acumulación de tensión, donde tras la aparente inarmonía se esconde la armonía, y es esa certeza la que pueden ofrecer los discípulos espirituales en este momento. Así como la oposición y la lucha existen, también están presentes la sensibilidad y el potenciamiento de lo subjetivo.





La oportunidad interna y el rol de los servidores mundiales
Tal vez un mensaje de esta carta, un poco obvio para quienes estudiamos la Sabiduría Eterna, pero siempre útil para afianzar en la conciencia humana, es que los ajustes a nivel material, la destrucción y los cambios que pueden causar tanta confusión y miedo tienen una motivación jerárquica, y que existe un Plan desenvolviéndose y con el cual estamos colaborando internamente. A los que sólo pueden ver lo externo, resulta importante acercarles el calor del Cristo, que está vertiendo sus energías amorosas y enviando a sus más excelsos colaboradores para acelerar el cambio que está ante nosotros.
Como actores claves en este proceso, es importante que mantengamos la mente abierta al cambio, no dejemos de atender los asuntos que son de nuestra responsabilidad, y saber que la Jerarquía estará acompañándonos como fuente de nuestra inspiración. El rol de los servidores mundiales es fortalecer la intención jerárquica que está volcándose en el planeta ahora mismo. 
El llamado al servicio es claro, no como un ideal, sino como una manera de activar la configuración positiva que se ve a través de Neptuno en la Casa V. Sería como un modo de evitar la muerte y la destrucción sin sentido, redireccionando el flujo de energías liberadas hacia lo que realmente importa. 
Asimismo, con el Nodo Norte (símbolo de la integración de la personalidad) en la Casa IX de la espiritualidad superior, las fuerzas de la materia pueden alinearse con el plano mental superior. 
En suma, es una carta dinámica, potente y muy interconectada, que tanto marca crisis como caminos para afrontarla, y que cuenta con nosotros para prestar un servicio que salve y magnetice los éteres con la energía de la Nueva Era.



Martin Dieser

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