Por Ricardo Georgini
VIRGO
El signo de Virgo representa el desenvolvimiento de la conciencia espiritual a través de la experiencia material. Simbólicamente, el espíritu es el padre universal y la materia, la madre universal. En su relación mutua nace el hijo, que es la conciencia. Éste es el sublime mensaje de Virgo: la conciencia, la sabiduría y el amor están en gestación en el útero de la materia, del espacio y del tiempo.
Espíritu y materia son como los dos lados de la misma moneda: son opuestos, pero no oponentes. En verdad, uno no puede existir sin el otro. Las características de ambos es que son polos recíprocos: ella es concreta, él abstracto; ella es restringida, él ilimitado; ella es efímera, él eterno. Mas no se repelen ni compiten entre sí. Por el contrario, se atraen, se completan y se precisan uno al otro.
Existe un proceso evolutivo que se desarrolla en nuestro universo, y en él espíritu y materia tienen cada uno un rol que desempeñar. El espíritu es causa de toda vida y conciencia; la materia proporciona el campo donde tal vida y conciencia pueden surgir y desenvolverse. La materia es la vela y el espíritu es la llama; la luz resultante es la conciencia.
La materia es la mentora de la conciencia. Durante la gestación, la madre oculta al hijo en su vientre, protegiendo y nutriéndolo. Del mismo modo, la materia encubre la conciencia espiritual en sus formas, proporcionándole aquello que necesita para su gradual crecimiento. Así, lenta pero incesablemente, la conciencia se va expandiendo y tornándose cada vez más amplia e inclusiva, más amorosa y sabia. Es a través de la existencia material que se desenvuelve la conciencia espiritual. Es a través del contacto con el alma que florece el amor. Es a través de las experiencias que es forjada la sabiduría. Mientras tanto, en los estadios iniciales de la gestación, la conciencia permanece latente y sólo se ve la forma material. El amor y la sabiduría aún no se han demostrado, y a su ausencia la llamamos miedo, egoísmo, separatividad e ignorancia.
La influencia de Virgo nos estimula a estar atentos al lado espiritual de todas las cosas, todos los acontecimientos y todas las personas. Todo ser tiene en sí una esencia espiritual, potencialmente amorosa y sabia. Cuando comprendemos esto, podemos ir más allá del desagrado superficial por las imperfecciones del otro y cooperar con su esencia espiritual. Podemos nutrir, con nuestra actitud, esta esencia inmanente, ayudándolo a volverse todo lo que puede llegar a ser.
Todo acontecimiento, individual o colectivo, también tiene un sentido espiritual, una lección a ser aprendida, y es parte de un propósito mayor. Al observar la actual situación mundial, podrá parecer que la humanidad está enferma. En realidad, la humanidad está encinta, más las evidencias de ese embarazo pueden ser confundidas con síntomas de alguna enfermedad. Vivimos tiempos de gran tumulto mundial, porque estamos pasando por transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales mucho más profundas. A través de todo eso se está gestando una nueva conciencia, una nueva cultura y civilización: más responsable, justa, igualitaria y fraterna.
Del 23 de agosto al 22 de septiembre de este año, las energías virginianas estarán abundantemente disponibles para proteger, nutrir y fortalecer toda forma de conciencia espiritual. Es un mes oportuno percibir el amor y la sabiduría que se encuentran por detrás de todas las cosas, y así colaborar para que ellas finalmente puedan venir a la luz.
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