En la Luna Llena de Capricornio, las energías disponibles, son las energías de Primero, Tercero y Séptimo Rayos. La energía de Primer Rayo da un impulso enorme para adelantar en la propia evolución –un deseo ardiente para trascenderse a sí mismo, para conquistar limitaciones físicas, emocionales y mentales y adentrarse en un nuevo estado de conciencia.
El Primer Rayo da el impulso, el Tercer Rayo construye el puente, y el Séptimo Rayo causa la manifestación. Esto es una combinación muy bella!.
En las Enseñanzas del Maestro D.K., a Capricornio se le llama la puerta al Reino de Dios, o el Reino de la Jerarquía Divina, o la puerta que conduce al hombre al Plan Divino. Se nos ha dicho que la energía de Capricornio nos prepara para pasar a través de esa puerta.
Es bajo la influencia de Capricornio cuando nuestra personalidad anhela (habiendo dejado atrás tantos espejismos) ser envuelta, admitida y aceptada por la sabiduría del Alma -del Ángel Solar-.
La energía que viene de Capricornio es la energía que produce un servidor. Inmediatamente cuando empieza a absorber esta energía de Capricornio, se quiere servir porque el ser humano se vuelve radioactivo. Servicio significa ser radiactivo. El servicio significa hacer que las personas retornen al Hogar del Padre
Éste es un nivel regido por la frialdad, tanto de pensamiento como de sentimiento. Esta forma de actuar resulta beneficiosa debido al deseo de construir y poseer empresas, las cuales derivan en una disponibilidad de trabajo para los demás. Precisamente y, en los tres niveles de Capricornio, la entrega y la capacidad de trabajo son muy intensas. Si este gran grupo no sublima el apego a sus posesiones (sean éstas del tipo que sean), terminan siendo aislados y separados de la corriente general de la vida debido a su tacañería material y emocional, y se convierten en personas resentidas y solitarias con una fuerte tendencia al egoísmo y a la separatividad.
En la etapa de del cocodrilo, es un animal que vive en dos mundos –tierra y agua. Le gusta jugar con la materia, con el sexo, con la avaricia, con el miedo, con el odio. Luego cuando entra en calor, entra al agua, o el mundo subjetivo.
El tiempo de Navidad es un tiempo para la transmutación, transformación y transfiguración. La Navidad es el momento cuando Cristo toma forma en nuestro interior.
¿Cuál es el mundo subjetivo en que el cocodrilo entra?
En la etapa del Unicornio. El cuerno es la antena, el Antakarana, la continuidad de conciencia, el puente construido a través de los siglos para entrar en contacto con los valores superiores. Cuando se es un Unicornio, se dirige la energía y sustancia de Capricornio a través de ese báculo de poder o esa antena. Se encuentra en armonía con la intención de Capricornio, la cual es crear servidores mundiales.
Este grupo ha llevado a cabo la transfiguración y sus miembros brillan desde su tercera iniciación. Ya han subido a la Montaña, que es el símbolo de la Tríada Espiritual.
Tiempos pues de silencios intensos, de revisión del por qué de fricciones en las relaciones, si es que las hay. Momentos de armonía con nosotros mismos, ya sea en grupo, ya sea temporalmente en solitario, puesto que el grupo de almas al que pertenecemos desde largos tiempos, permanece esperando en el plano subjetivo.
Capricornio Luz y Sombra deja penetrar el caos, el temor, la duda…todo ello lleva inevitablemente al despertar, a decidir, a opinar y a cambiar. Compromiso, seriedad, meditación, servicio, acción…son tantas las acciones que demanda este Signo!
Esa Luz nos será necesaria al avanzar en los últimos Signos, preparándonos con Gloria para recibir al Cristo en intenso significado de renacimiento y de Amor en Aries y a Buda en Tauro, viviendo el desapego libertador que confiere el amar sin poseer, sin opinar, sin juzgar.
Que la Fuerza de estas energías libere a través de nuestro interior la Energía suficiente, para que nuestro amado Planeta brille con la Luz que le corresponde!
Joanna